Desde pequeña, mi madre ha tenido un olor muy suyo. No sabría describirlo del todo… no era solo un perfume. Era ese aroma a casa limpia, a ropa recién planchada, a tila en invierno y a tostadas los domingos por la mañana. Ahora que ya no vivimos juntas, echo muchísimo de menos eso. Por eso este año, para el Día de la Madre, no quería regalarle algo típico. Quería regalarle algo que la hiciera sentir bien, tranquila, como en casa.
Este difusor de aromas fue el regalo perfecto. Tiene luz cálida, diferentes niveles de intensidad, y lo mejor: se pueden usar aceites con el aroma que más te recuerde a tu madre. Yo elegí uno de lavanda con un toque de vainilla. Cuando lo encendió y lo olió por primera vez, me miró y me dijo con una sonrisa: “Esto huele a cómo me siento cuando estoy en paz.”
No sé qué vas a regalar tú este año, pero si quieres que se sienta realmente especial, esto no es solo un objeto. Es una forma de decirle “te quiero” sin necesidad de palabras.
¿POR QUÉ ES DIFERENTE ESTE REGALO?
Este no es solo un difusor, es una forma de cuidar, de estar presente incluso desde lejos. Mi madre lo enciende cada mañana y me manda un mensaje: ‘huele a vos’.
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