Skip to main content

Mudarte solo es mucho más que cambiar de casa. Es cerrar una puerta sabiendo que, esta vez, todo depende de ti. Es llegar por la noche y no escuchar nada más que tus propios pasos. Es aprender a cocinar para uno, a poner tu música favorita sin que nadie te diga nada, y a decorar cada rincón como a ti te gusta.

Y aunque da un poco de vértigo al principio, también hay algo muy bonito en construir tu propio refugio. Tu primer sofá, tu primera planta, tu primer desayuno en pijama sin prisa.

Por eso quise regalarle algo sencillo, pero lleno de sentido: unas velas que hicieran que ese espacio nuevo oliese a hogar. No a casa vacía, no a mudanza… sino a lugar vivido, cálido y suyo.

Hoy, cada vez que me manda una foto de su salón con las velas encendidas, sé que, aunque esté empezando de cero, ya ha encontrado algo que nunca falta en un hogar: la sensación de estar donde quieres estar.

¿POR QUÉ ES ESPECIAL ESTE REGALO?

Un hogar no empieza con muebles. Empieza con pequeños gestos que dicen: ‘aquí me siento bien’. «Cada noche enciendo una y ya no siento que esta casa sea extraña. Ahora es mía.”


Encuentra los productos que te sugiero y todos los detalles ingresando aquí:

Leave a Reply